El término en inglés significa acosador, es decir, alguien que espía y persigue obsesivamente los movimientos de otra persona. En la era digital, gran parte de las actividades cotidianas pasan por las redes sociales. Tanto Facebook como Twitter y Google + reúnen una inmensa cantidad de información personal que voluntariamente los usuarios deciden compartir en línea. Se puede saber dónde trabaja una persona, dónde se encuentra cenando e incluso a qué eventos piensa ir durante el fin de semana. Se conoce de cerca qué hace y qué deja de hacer un individuo sin necesidad de entablar una conversación. De este modo, Internet es un espacio propicio para lo que se conoce como stalking o acoso cibernético.
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